LA CÓRDOBA EUROPEA
Si bien se dice que fueron los vikingos los primeros europeos en llegar al continente americano alrededor del siglo X, fue el arribo de Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492 quién produjo un impacto determinante en la historia tanto americana como europea y mundial. El navegante genovés estaba al servicio de la corona española que comandaban los “Reyes Católicos” Isabel de Castilla y Fernando de Aragón y llegó en su primer viaje a lo que años después se conocería como “América” pensando entonces que estaban en la India y de ahí la denominación de “indios” para los habitantes de este continente. El “hombre blanco” había llegado a la zona insular de centroamérica y recién unos años después (en 1498) tocarían el sur del continente ingresando por lo que es hoy Venezuela.
Habiendo aún algunas dudas al respecto se cree que la conquista española de parte del actual territorio argentino comenzó desde varios frentes, desde el norte por Tucma (españolizada como Tucumán) no pudiendo instalarse definitivamente por el rechazo de los Diaguitas.
Desde el sudeste, el explorador Juan Díaz de Solís, fue el primer español en visitar el Río de la Plata en 1516. También los europeos ingresaron desde el noroeste por la puna jujeña, el noreste por Asunción (Paraguay) y el oeste por Chile. Estos territorios individualmente pasaron a integrar luego el Virreinato del Perú.
Otras regiones como la chaqueña, pampeana o patagónica no llegaron a ser colonizadas por el imperio español sino por los mismos argentinos luego de su independencia como país en 1816.
Los pasos previos y la fundación de Córdoba
Del libro “Los Pueblos Indígenas de Córdoba” de varios autores y publicado en el año 2011 extraemos algunos párrafos que explican el comienzo de las exploraciones españolas en el territorio que hoy conocemos como Córdoba.
Antes de efectuarse la fundación de la ciudad de Córdoba (1573) se habían ya producido varias entradas o expediciones que reconocieron la región, proporcionando el primer saber sobre pueblos de indios y accidentes naturales, condición de posibilidad de la posterior conquista y dominación del territorio. Una de ellas se efectuó en 1529 al mando de Francisco de César, quien ingresó por el Este y remontó los ríos Carcarañá y Tercero hasta llegar a las sierras de San Luis. Esta expedición tiene gran importancia porque estos expedicionarios, a su regreso al Perú, comentaron sobre la existencia de un país en el que abundaban las riquezas. Surge de aquí la leyenda de que en el sur de la posteriormente denominada Gobernación del Tucumán se encontraba Lin Lin, Trapalanda o el país del rey blando.
La siguiente expedición entró a la región entre 1543 y 1546, cuando los hombres de Diego de Rojas recorrieron el noroeste argentino siguiendo el camino del Inca, hasta llegar a las sierras de Córdoba por el norte, atravesando el Valle de Calamuchita y desplazándose en dirección a Santa Fe por el curso del Río Tercero. Esta expedición, por su parte, proporcionó un primer conocimiento del espacio del Tucumán, con sus hitos en pueblos de indios y accidentes naturales. La posterior incursión sobre el territorio cordobés fue de Francisco de Villagra, lugarteniente de Pedro de Valdivia, que había ingresado al Tucumán proveniente de Chile y realizó la exploración de la región de los diaguitas y los comechingones por varios meses, en un claro interés, rápidamente abortado, por incorporar la región a Chile.
Finalmente, entre 1553-1554, después de haber fundado Santiago del Estero, Francisco de Aguirre transitó por lo que es en la actualidad el norte de la provincia de Córdoba sin haber podido avanzar hacia el sur, en donde preveía fundar una ciudad, debido al motín que se organizara en su contra y que lo desvinculara de la expedición. Estas entradas iniciales permitieron a las autoridades de Charcas concebir el proyecto de asentar poblaciones en el territorio del Tucumán (gobernación que integrará poco después las actuales provincias de Córdoba, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy) con dos objetivos fundamentales: descongestionar de soldados el Perú evitando nuevas guerras civiles y, asegurar la defensa del camino entre Charcas, Chile y el Río de la Plata. En 1571 el virrey del Perú, Francisco de Toledo, extendió el título de Gobernador de la Provincia del Tucumán a don Jerónimo Luis de Cabrera, con el objeto de fundar una ciudad en el valle de Salta a fin de fortalecer los caminos para asegurar el tránsito de bienes y personas desde el Río de la Plata hasta Potosí. No obstante, Cabrera, contrariando el mandato del virrey envió una expedición a Córdoba a comienzos de 1573 al mando de Lorenzo Suárez de Figueroa y, habiendo obtenido la información necesaria sobre la región y sus habitantes, emprendió, junto a una hueste de 100 hombres, la fundación de la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía el 6 de julio de 1573 en el asiento que los naturales denominaban Quisquitipa. Esta desobediencia de Cabrera sólo puede explicarse atendiendo a su voluntad de extender la jurisdicción de la gobernación hasta el Río de la Plata (la que fue rápidamente frustrada por la presencia en la región de Garay) o quizá debido al imaginario de las ricas tierras del César, que fueron el móvil de sucesivas expediciones desde Córdoba hacia el sur del territorio.
Nace la ciudad de Córdoba
En el monumento al fundador de Córdoba en la plazoleta que lleva su nombre y que se ubica detrás de la iglesia catedral en el centro de ésta ciudad argentina, se puede ver una placa recordatoria que es un extracto del acta de la fundación el cuál se conserva en los archivos municipales y que reproducimos a continuación:
…Estando en el asiento que en la lengua de estos indios se llama Quizquizacate, en seis días del mes de julio del Nacimiento de nuestro Salvador Jesu-cristo de mil quinientos y setenta y tres años…
El mui ilustre señor Don Gerónimo Luis de Cabrera Governador y Capitán Gral y Justicia Mayor de estas provincias…dijo:
…que en nombre de su magestad por virtud de sus reales provisiones y poderes que para ello tiene que manda se pongan en estos autos por cabeza del libro de cavildo de esta nueva ciudad que puebla y funda en este dicho asiento cerca del río que los indios llaman Suquía…
…que nombraba y nombró a éstas dichas provincias la Nueva Andalucía é a la ciudad de Córdoba…
…e ansí mismo en el dicho real nombre dijo que daba e dió a esta dicha ciudad todas las franquezas, mercedes y libertades que tienen las ciudades de Córdoba en España…
Otro sy luego incontinente el dicho señor Govor. Dijo que en el dicho real nombre daba y señalaba por armas a ésta ciudad un Castillo con siete banderas puesto en lo alto de él y al pie del dicho Castillo dos ríos caudales puestos el uno delante del otro como así están señalados al pié de este auto. E lo firmó de su nombre siendo testigos los dichos -Don Gerónimo Luis de Cabrera- ante my -Francisco de Torres- Escribano de su Magestad.
La ciudad de “Córdoba de la Nueva Andalucía” debe su nombre a los ancestros andaluces de la esposa del fundador Luisa Martel de los Ríos. Pero a Jerónimo Luis de Cabrera fundar la ciudad le salió caro ya que pagó con su vida esa desobediencia en cuanto al lugar elegido para hacerlo, ubicado más al sur de lo ordenado. Gonzalo de Abreu y Figueroa, quien asumió como gobernador de Tucumán desde el 13 de marzo de 1574 le inició un sumarísimo juicio y rápidamente lo mandó a apresar y lo condenó a muerte pese a las protestas de los vecinos. Habría muerto decapitado el 17 de agosto de 1574.
Primeros apellidos españoles en suelo cordobés
Dentro de la comitiva fundacional además de poco más de 100 españoles, se contaba de un número muy superior de aborígenes (se habla de 1000 a 6000 individuos) que eran parte de las expediciones de exploración y colonización y que servían a la corona española: “Aquellos naturales que están en el ejército de su majestad” según un fragmento del acta de fundación.
Éstos no eran nativos locales sino que se trataba de altoperuanos libres con estatus de yanaconas que habían sido traídos por Jerónimo Luis de Cabrera desde el altiplano o de la zona de Santiago del Estero.
En la imagen de la fundación más arriba se pueden ver algunos de ellos y es fácil notar que no eran comechingones ya que ninguno era barbado como los antiguos habitantes de éstas tierras.
El fundador y Gobernador Jerónimo Luis de Cabrera, era hijo de Miguel Jerónimo de Cabrera y Zúñiga, II señor de la Torre de Palencia y de María de Toledo y Hernández del Pedroso (o Pedrozo) y también esposo de Luisa Martel de los Ríos y Mendoza.
Entre los soldados y expedicionarios españoles que fueron parte de la fundación de Córdoba en el invierno de 1573 aparecen los primeros apellidos que pueden investigarse en la genealogía cordobesa. Algunos de ellos sobreviven hasta nuestros días.
La comitiva tenía, además de Cabrera y entre otros, a los siguientes pioneros:
- Pedro Luis de Cabrera (hijo del fundador)
- Gonzalo de Cabrera (hijo del fundador)
Venidos de la conquista del Tucumán:
- Teniente Lorenzo Suárez de Figueroa (sobrino del fundador y autor del primer trazado de la ciudad en 1577)
- Hernán Mexia Mirabal (veterano de la conquista)
- Juan Pérez Moreno (veterano de la conquista)
- Gonzalo Sánchez Garzón
- Juan Rodríguez Juárez (veterano de la conquista)
- Blas de Rosales (veterano de la conquista)
- Bartolomé Jaimes
- Pedro de Ludueña
- Juan de Ludueña Arroyo (hijo del anterior)
- Nicolás Carrizo
- Antón Berrú
- Miguel de Mojica
- Alonso de Contreras (veterano de la conquista)
- Miguel de Ardiles
Contingente que se sumó al fundador desde el Alto Perú:
- Tristán de Tejeda
- Alonso de la Cámara
- Juan de Molina Navarrete
- Jerónimo Bustamante
- Jerónimo García de la Jara
- Luis de Abreu y Albornoz
- Damián Osorio
- Blas de Peralta
Y también:
- Juan de las Casas
- Juan de Barrientos
- Francisco Blasquez Torres
- Juan Nieto (medio hermano del anterior)
- Juan de Burgos
- Pedro de Candia
- Diego de Castañeda
- Juan de Chávez
- Román de Chávez
- Pedro de Deza
- Diego Díaz
- Pedro Diez de Cortés
- Nicolás de Dios
- Juan de Espinoza Negrete
- Rodrigo Fernández
- Baltasar Gallegos
- Alonso García de Salas
- Diego Hernández
- Tomás de Irobi
- Andrés López
- Pedro López Centeno
- Francisco López Correa
- Juan López Reyna
- Diego Lozano
- Baltasar Maldonado de Espino
- Lorenzo Martín Monforte
- Alonso Martínez
- Domingo Martínez
- Juan Marvan
- Juan de Medrano
- Andrés Mexia
- Bernabé Mexia
- Francisco Mendoza Marmolejo
- Juan de Mitre
- Juan Nadal
- Juan Bautista Noble
- Diego Ordoñez
- Rafael Antonio de Palencia (Según el Lic. Moyano Aliaga en “Hijos y Nietos de Fundadores de Córdoba” no fue parte de la fundación de la ciudad).
- Antonio Pereira
- Francisco Pérez de Aragón
- Juan Pérez Montañes
- Melchor Ramírez
- Alonso y Francisco Rodríguez,
- Gaspar Godines Rolón
- Diego Rodríguez de Ruesgas
- Juan de Soria
- Pedro de Soria (el Mozo)
- Pedro de Soria (el viejo)
- Pedro de Villalba
- Ñuflo de Aguilar
- Diego de Cáceres
- Bartolomé García
- Capitán Rodrigo Pereira
- Licenciado Francisco Torres Ortiz;
muchos de los cuales al poco tiempo trajeron sus esposas y se radicaron como moradores en la incipiente aldea fundacional formando familias que integran la nómina de los primeros habitantes hispanos de Córdoba. Al día de la fecha ocho de estos apellidos se conservan en la ciudad a través de la descendencia de aquellos soldados de la fundación. Más información y bibliografía utilizada en wikipedia en “Historia de la ciudad de Córdoba“.
Para un mayor conocimiento es relevante ver la investigación “Hijos y Nietos de Fundadores de Córdoba” (Lic. Alejandro Moyano Aliaga). La misma fue una publicación especial del Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba en “Homenaje al cuarto Centenario de la Fundación de la ciudad de Córdoba” en el año 1973. En la misma se logró individualizar a 90 de los fundadores y luego explicar su descendencia.
Vale aclarar que como lo explica el genealogista, historiador y escritor cordobés, Prudencio Bustos Argañarás en Antroponimia Hispanoamericana “Cuando se difundió esta costumbre de usar el apellido de un ancestro, no respondía al comienzo a reglas fijas, pudiendo cada cual elegir el del antepasado que quisiera, o combinaciones variadas, por lo que hasta mediados del siglo XVII es muy común encontrar padres, hijos y hermanos con diferentes apellidos. Por ejemplo, cuatro de los hijos de don Jerónimo Luis de Cabrera y doña Luisa Martel de los Ríos se llamaron don Pedro Luis de Cabrera, don Gonzalo Martel de Cabrera, doña Petronila de la Cerda y doña Francisca de Mendoza”.
La Córdoba multicultural
El intercambio cultural entre españoles y nativos no fue el único presente en la época. A medida que la nueva ciudad daba sus primeros pasos fueron llegando personas de distintos orígenes.
Como se explica en “Historia de la ciudad de Córdoba” y según datos del Archivo Histórico “Luego de 4 años de fundada la Ciudad (1577), las autoridades, una vez retirados los aborígenes resolvieron el traslado del fuerte a dicha margen del río Suquía. El entonces teniente gobernador Don Lorenzo Suárez de Figueroa trazó el primer plano de la ciudad, de 70 manzanas, constando en ella el otorgamiento de solares a los soldados que participaron en la fundación. El documento da cuenta de una ciudad con 10 cuadras de largo y siete de ancho. En la imagen puede verse que los solares eran divididos en 4. Esto regía solo para los vecinos, dado que los terrenos de las órdenes religiosas no eran divididos. La manzana ubicada al centro de la cuadrícula fue destinada para la plaza mayor y a su alrededor se ubicarían los solares para el Cabildo y la Iglesia Matriz. En dicha plaza mayor (hoy Plaza San Martín), hasta mediados del siglo XVII, se hacían corridas de toros, paradas militares y ejecuciones.
Trasladada al núcleo de su actual ubicación, la ciudad fue adquiriendo una población estable y su economía floreció asociada al comercio con las ciudades del norte, lo que atrajo la radicación de portugueses y gallegos, como así también numerosos contingentes de esclavos africanos de origen angoleño que ingresaban por el puerto de Buenos Aires”.
Pese a que en la época colonial hispana no se permitía que personas de otra nacionalidad se radicaran en sus territorios, salvo aquellos extranjeros necesarios por su profesión u oficio, con el tiempo Córdoba se convertiría al igual que el resto de Argentina en una provincia receptora de inmigrantes que se fundirían con los habitantes locales formando una interesante “mezcla” de lo que hoy es el ser cordobés.
La inmigración masiva
El 4 de septiembre de 1812, el gobierno argentino (en realidad fue el Primer Triunvirato ya que Argentina aún no existía como país independiente) dictaminó el primer decreto para fomentar la inmigración. Sin embargo las guerras por la independencia y el caos y las divisiones políticas de esos años hicieron que no funcionara adecuadamente.
Ya para 1853, la Constitución Nacional Argentina, puso entre sus ejes al tema de la inmigración apuntando especialmente a Europa. Uno de sus impulsores fue el tucumano Juan Bautista Alberdi quien pensaba que el país “era un desierto” y que “para gobernar había que poblar”. Equiparando derechos civiles entre nacionales y extranjeros se dictaron normas al respecto. Ya el preámbulo de la constitución decía “asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. Y en su artículo 25 aclaraba: “El Gobierno federal fomentará la inmigración europea, y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes”.
En Europa hubo diversos hechos que fueron expulsando habitantes de sus países de origen y que llegaban a la Argentina y otros países en busca de una oportunidad para vivir mejor. La crisis económica, la falta de trabajo y de alimentos, las guerras y las epidemias entre otras situaciones, fueron las causantes del éxodo masivo de personas del viejo continente. Ver Los Barcos
Desde 1856, y sobretodo desde Italia, España, Francia, Alemania, Polonia, Rusia y el Imperio Otomano, llegaron de a poco al país millones de inmigrantes que se radicaron en Buenos Aires y zonas de fácil ingreso vía fluvial o terrestre. También las provincias del litoral como Santa Fe y Entre Ríos comenzaron a tener un rápido incremento de su población.
La provincia de Córdoba, al ser mediterránea, debió esperar unos años para recibir la llegada de la inmigración mayoritariamente europea que se fue dando más paulatinamente. Para 1869, Córdoba contaba según el censo nacional con apenas 1737 extranjeros en su territorio que representaban el 0,8% de la población. En 1871 se dictó en Córdoba la Ley Provincial llevada a cabo por Rafael Soria que promovía la inmigración europea pero aparentemente con escaso resultado.
A mediados de 1870 con la inauguración del Ferrocarril Central Argentino que unía las ciudades de Rosario (Provincia de Santa Fe) y Córdoba se producía un punto de inflexión en la cantidad de inmigrantes que llegaban a estas tierras. Los 396 kilómetros de vías férreas que separaban ambas ciudades (para 1871 con dos estaciones intermedias en la provincia ubicadas en Fraile Muerto -luego Bell Ville- y Villa María -Villa Nueva) redujeron enormemente el tiempo para desplazarse desde el puerto de Buenos Aires hacia la provincia que antes debía hacerse en carretas a caballo. Un ejemplo de esto último lo cuenta Víctor Ramés en una nota del diario cordobés “Alfil” del 9 de junio de 2017 “La diligencia Córdoba-Rosario en 1858“. En su primer párrafo cuenta que:
“Las mensajerías comenzaron a trasladar pasajeros y encomiendas en el país en tiempos de la Confederación, a cargo de los españoles Juan Rusiñol y Joaquín Fillol, uniendo desde 1854 Córdoba y Buenos Aires dos veces al mes. Dicho servicio de diligencias con capacidad de hasta ocho pasajeros, cubría viajes de unos 450 km, lo cual equivalía normalmente a tres o cuatro días de viaje, ya que se recorrían hasta 25 leguas por día (unos 150 km). Desde 1858 se hizo cargo del servicio la compañía del empresario de cargas riojano Timoteo Gordillo, que empezó a correr entre Córdoba y Rosario el 9 de febrero de ese año, en carruajes con capacidad para quince pasajeros”.
Cabe aclarar que para 1870, las personas que estuvieran en la ciudad de Buenos Aires (como los inmigrantes recién llegados al país) y quisieran llegar a provincias del litoral o acercarse a Córdoba, tenían la posibilidad de tomar el Ferrocarril del Norte de Buenos Aires que los conducía hasta el Tigre para luego hacer conexión con embarcaciones que surcaban por el río Sarmiento (Denominado en la época como río “Capitán”). El problema que a veces surgía era que este río no tenía el calado necesario para permitir el paso de los barcos lo cual postergaba los viajes hasta que subieran las aguas. Recién el 1 de febrero de 1886 se inauguró el tren de Buenos Aires a Rosario y por ende con Córdoba uniendo así a las tres ciudades más pobladas de Argentina.
Se dice que en esas décadas ingresaron al país unos 4.500.000 europeos convirtiendo a la Argentina en el segundo país de América, luego de Estados Unidos, en recibir mayor cantidad de extranjeros. Si bien de los millones de inmigrantes que llegaron muchos se volvieron y otros tantos tenían la función de “trabajadores golondrinas” (iban y venían según las épocas del año y generalmente para trabajar la tierra) el saldo de personas que se afincaron cambió la estructura del país.
Favorecida por varios gobiernos nacionales que alentaban la inmigración (Por ejemplo la Ley Avellaneda del 6 de octubre de 1876) y dada la baja densidad de población de entonces, se dio un aumento exorbitante de la misma pasando de 4 a 8 millones de habitantes en el país entre 1895 y 1914. En éste último año, el censo nacional indicaba que 3 de cada 10 habitantes eran de origen extranjero mayoritariamente europeos. En Córdoba ese número era en promedio menor con 2 de cada 10 habitantes. El número de extranjeros en la provincia había trepado a 35.543 en 1895 y a 150.420 para 1914 año en que daba comienzo la Primera Guerra Mundial en territorio europeo.
Si bien en distintas épocas hubo oleadas de inmigrantes que modificaron la fisonomía de la población argentina y cordobesa en particular, fue la de fines del siglo XIX y comienzos del XX la que realmente marcó un antes y un después en la construcción del país. En esos tiempos la provincia de Córdoba fue cambiando sustancialmente la composición étnica reinante y produjo un crecimiento demográfico y económico sobretodo en la capital, el sur y el este provincial. Se fundaron nuevas ciudades y pueblos y creció la agricultura mayormente en manos de italianos que trabajaban la tierra en las zonas fértiles de Córdoba y la pampa húmeda en general.
El 17 de agosto de 1871 el Congreso Nacional sancionaba una ley para trasladar la capital del país a Córdoba, a una zona cercana a Villa María, lo cual hubiera sido un cambio crucial de descentralización y que seguramente hubiera atraído a más inmigrantes a la provincia, pero finalmente fue vetada por Domingo Faustino Sarmiento.
El 9 de junio de 1872 se fundó en Córdoba la “Asociación Española de Socorros Mutuos” y el 29 del mismo mes pero de 1874 la “Asociación Italiana Unione e Benevolenza” que luego esparcirían sus filiales por toda la provincia como una forma de velar por la salud, y ayudar anímicamente a los emigrados. Muchas instituciones europeas, no sólo italianas y españolas, abrirían sus puertas por esos años como una forma de contención para los nuevos residentes.
El nacimiento y colonización de pueblos y ciudades
Muchos pueblos y ciudades de la provincia de Córdoba nacieron de la mano de inmigrantes mayoritariamente europeos que llegaban a trabajar las tierras. Las estaciones de tren se fueron sumando a medida que avanzaban las vías férreas en la provincia y en donde hubiera una nueva estación aparecía un nuevo pueblo.
En la página web Caminos y Pueblos se narran historias del sudeste de la provincia de Córdoba y del sudoeste de la provincia vecina de Santa Fe donde se pueden ver rasgos y vivencias comunes sobretodo al momento de la colonización agrícola de esas tierras. De allí se desprende que la Colonia Tortugas (luego General Roca, en el Departamento Marcos Juárez) fue ocupada el 24 de octubre de 1870 cuando llegaron sus primeros pobladores desde Europa. Tiene el doble mérito de ser la primera colonia instalada en la Provincia de Córdoba y también la primera colonia de Piamonteses en esta Provincia. Algunos apellidos de sus primeros colonos se recuerdan en la imagen a continuación.
Siguiendo varias notas interesantes de “Caminos y Pueblos” rescatamos algunos datos de interés en el ingreso de los europeos al sudeste de la provincia.
En la zona fue pionera y de suma importancia la localidad de Bell Ville. Su estación de ferrocarril se convirtió en el año 1866, en la primera de la provincia de Córdoba, y en el primer tramo interprovincial de Argentina conectando a la ciudad de Rosario (Santa Fe) con la Villa de San Gerónimo, llamada desde mediados del siglo XVII como la estancia de “Nuestra Señora de la Limpia Concepción del Frayle Muerto” y finalmente conocida como Bell Ville. El ferrocarril trajo consigo a inmigrantes ingleses, irlandeses y escoceses pero la colectividad no echó raíces debido a la inseguridad que ofrecían las tierras ubicadas cerca de la frontera y donde los “malones” eran aún recurrentes. Recién en 1880 se produce una inmigración masiva de italianos y españoles que se asientan en el lugar.
También la tierra que varios años después fuera la localidad de Justiniano Posse estuvo habitada en 1862 por varios estancieros, generalmente colonos ingleses, que se instalaron atraídos por la calidad de su tierra, apta para la agricultura y la ganadería, y que aprovechaban los bajos precios de las primeras ventas de campos fiscales de la Provincia.
El caso de Leones (Antes “Estación Los Leones”) toma impulso después de 1886, cuando se sanciona la Ley de Colonias en la provincia de Córdoba, que impulsa y regula dichos asentamientos. Para el año 1900 alrededor de la estación, se habían establecido catorce colonias agrícolas de gran envergadura, con unas 300 familias, la mayoría de origen italiano. También había en menor proporción, austríacos, españoles, franceses, irlandeses y argentinos, ingresando a principios del siglo XX, una considerable masa de migrantes -trabajadores golondrinas- desde el norte de la provincia, que terminarán afincándose.
Las que eran tierras fiscales hasta la primera parte del siglo XIX, y que luego serían la estación de tren (en 1910) y posteriormente la localidad de Los Surgentes fueron adquiridas desde 1866 por distintos propietarios: José Sanuy, Eloisa Bienveune (1870), Carlos Casado (1873), Bartolomé Marchiaro (1877), para pasar luego a manos de la familia Casas para ser adquiridas en 1903 por Luis Saffores, Pedro Capdevielle y Carlos Sauberán. Éste último, inmigrante de origen francés y llegado a la Argentina en 1884, fue el fundador de este pueblo del sudeste cordobés.
Otra localidad nacida a la vera del tren fue Marcos Juárez (llamada así desde 1887) que originariamente se llamó “Los Espinillos” debido a la gran cantidad de éstos arbustos que se encontraban en la zona. Con el Ferrocarril llegó la inmigración. Desde el mar o el litoral llegó la corriente más numerosa, compuesta en general por europeos o sus descendientes. Pero también llegó población nativa de provincias del norte, más humilde y dejada de lado por el modelo agroexportador. En trenes y carretas venían para emplearse como carreros, peones o changarines. Aquí convivieron unos y otros, con sus distancias económicas y culturales. Muchas de las cuales persisten hasta nuestros días.
En la tierra que antiguamente estaba habitada por los nativos denominados “Litines” y hacienda uso del contrato que firmaron el gobierno central y la concesionaria británica “Argentine Land and Investyment Company Limited”, quien era la encargada de vender esas tierras a colonos ingleses que se ocuparían de fundar colonias, nació la Estancia “Monte de la Leña” en el año 1893, luego conocida solo como Monte Leña.
Monte Buey fue otra localidad del sudeste de Córdoba en la cual los primeros colonizadores de esa zona fueron de procedencia inglesa. Ya para el año 1910 se instalaron los primeros pobladores aunque el nombre del lugar fue “Woodgate” hasta 1916 que se cambió esta designación.
La localidad de Ordóñez se llama “General Victoriano Rodríguez Estación Ferrocarril Ordóñez”, en homenaje al estanciero de la zona de La Carlota que colaboró en las incursiones y la lucha contra los malones en la región.
Los primeros asentamientos poblacionales llegan de la mano de inmigrantes europeos en la década de 1870 y 1880. Así las estancias “Las Lagunitas” y “Los Perros” (Actualmente Aras General Paz Campo la Remonta) tienen origen inglés y las estancias “La Clara” de Martín Gil y Clara Wergneguer y “La Constancia” de Eduardo Devrient tienen origen alemán.
Ordóñez recién es fundado como tal en 1911 en donde la mayoría de la población desciende de colonos españoles (vascos) e italianos. En menor medida existen familias descendientes de polacos, sirio libaneses, austríacos, turcos y griegos. Fue escasa la cantidad de nativos mezclados con inmigrantes.
San Marcos Sud tiene una gran influencia en su origen del surgimiento con anterioridad de la colonia Marcos Sastre. Durante el año 1889 la empresa de ferrocarriles instala estaciones en lugares no poblados a lo largo del ramal Rosario-Córdoba y es precisamente el 1 de Noviembre de 1889 el día en que por primera vez aparece la Estación “San Marcos”.
El 11 de Octubre de 1910 pasó el primer tren por la flamante estación Inriville, denominada así porque los ingleses que habían trabajado en la construcción de la misma quisieron homenajear a Don Inri Jesús Araya de Avenada, quien había nacido el 21 de Mayo de 1873. Luego se tomó ese día como fundación del pueblo. Versiones orales indican que sus ancestros, “los hermanos Araya”, habían llegado a América en el siglo XV durante el segundo viaje de Colón, en el año 1493.
En 1910 se fundó la localidad de Idiazábal de la mano de inmigrantes vascos entre los cuales se destacaban los hermanos de Jaureguialzo Albisu. Luego le siguieron italianos, españoles, alemanes, polacos, suizos, franceses, rusos, sirios, libaneses, que se fusionaron con los criollos, dando origen a esta historia tan propia de nuestro país.
Prácticamente desaparecido, el pueblito de Cayuqueo (cercano a Idiazábal y también en el sudeste provincial) fue fundado en mayo de 1911. Alrededor de la Estación se establecieron los primeros habitantes y comenzó a conformarse el pueblo. Fueron asentándose inmigrantes españoles e italianos, pero también polacos que trabajaban en el ferrocarril y criollos que ayudaban en las tareas rurales.
Los europeos, también presentes en otras regiones provinciales
No sólo el sudeste provincial tuvo el nacimiento de pueblos en esos años. En el sur de Córdoba, un 5 de mayo de 1875 se fundó la localidad de Sampacho con familias de origen italiano en sus comienzos a las que luego se les sumaron de inmigrantes de Austria, Francia y España.
Colonia Caroya también es famosa por su impronta friulana ya que nació el 15 de marzo de 1878 con el asentamiento de familias de la región del Friuli y luego de italianos de otras zonas. Desde el 25 de febrero de 1953 existe en la ciudad de Córdoba la Asociación Friulana Cordobesa.
Otro pueblo, ubicado al norte de la capital provincial y con origen inmigrante europeo es Colonia Tirolesa. Denominado antes como “El Martillo” fue fundado en 1891 por un grupo de tiroleses que compraron tierras a bajo costo. De habla italiana, y originarios en ese entonces de la región del Tirol en el Imperio Austro-Húngaro, tenían un paso previo en Brasil en una colonia llamada Nova Trento.
La ciudad de San Francisco, ubicada en el este de la provincia de Córdoba es otra con gran predominio de familias italianas desde su fundación, ocurrida el 9 de septiembre de 1886 de la mano del santafesino José Bernardo Iturraspe. Los inmigrantes provenían en gran medida de la región del Piamonte. La versión más aceptada indica que el nombre de la localidad fue en honor a su hermano Francisco Iturraspe fallecido en 1878.
Un pueblo cercano, Freyre, fue asimismo fundado por Don Iturraspe quien en 1891 compró lotes de campo a su socio Antonio Agrelo quedándose con la totalidad de esas tierras. El nombre de la nueva localidad es también en homenaje a un familiar suyo. En este caso su madre Carmen Freyre.
Morteros es otra localidad del este cordobés. Con historia conocida desde el siglo XVIII cuando los españoles denominaron “Los Morteros” a un fortín establecido como guardia y denominado así por encontrarse diversos huecos realizados en la roca por los nativos del lugar (sanavirones). Camino alternativo en la época del virreinato tuvo su primer núcleo de población en 1862. En 1891 llegó por primera vez el ferrocarril y se dio un repoblamiento con inmigrantes europeos, sobretodo italianos de las regiones del Piamonte, el Friuli y la Toscana.
En el sur provincial se encuentra la segunda ciudad más poblada de Córdoba. Fundada el 11 de noviembre de 1786 por Rafael de Sobremonte como Villa de la Concepción del Río Cuarto. Tras 1829 la ciudad de Río Cuarto sufrió de cerca con las guerras civiles entre federales y unitarios, lo cual posibilitó también que padecieran los malones aborígenes y el lugar quedara casi despoblado de gente criolla.
Para 1880 se inicia el poblamiento masivo del “Imperio del Sur” con chacareros inmigrantes procedentes más que nada de Italia y España.
La ciudad de Villa General Belgrano fue una zona del valle de Calamuchita primero habitada por los Comechingones a la llegada de los españoles. Luego para fines del siglo XVIII en el paraje conocido como “Los Sauces” vivían ya familias criollas dedicadas a la ganadería y la agricultura. Finalmente para el año 1932 se establecen colonos europeos que luego van creciendo con el paso del tiempo. Los países de origen de estos nuevos pobladores eran Alemania: 127 familias de inmigrantes (que convirtieron a Villa General Belgrano en la mayor colonia alemana en toda Argentina), Suiza: 34 familias, Italia: 25 familias y Austria: 19 familias.
La Cumbre es una de las ciudades más antiguas de Punilla. El 30 de octubre de 1585 se entregaron sus tierras a cinco hijos del Capitán Bartolomé Jaimes y se conocía al lugar como San Francisco del Valle de la Punilla. Ya para el año 1633 el Capitán Gerónimo de Quevedo adquirió parte de esta extensa hacienda y la denominó “San Gerónimo”. La llegada del ferrocarril en 1892 fue dándole otro impulso y de la mano de la comunidad británica existente más inmigrantes italianos y españoles fueron aportando a mejorar la infraestructura de la localidad serrana.
La historia de muchos pueblos cordobeses que no se nombraron hasta acá es similar a lo visto anteriormente con una fuerte impronta europea que perdura hasta nuestros días.
Los europeos siguieron llegando a la Argentina, aunque en menor número que en la época dorada de la inmigración, hasta unos años después de la Segunda Guerra Mundial (Hasta 1950 aproximadamente). Años después dieron paso a inmigrantes asiáticos y latinoamericanos, sobretodo desde países limítrofes.
Un Padrón con muchos europeos en la Córdoba de hace un siglo
Un ejemplo del peso numérico que tenían los europeos en la sociedad argentina podemos darlo con los datos que recabamos de una elección realizada en la ciudad de Córdoba capital el 6 de julio de 1919 para elegir autoridades locales. La votación tenía un padrón masculino (aún solo votaban los hombres y habría que esperar hasta 1947 para que se incluyera el voto femenino) de 3947 personas. De ellas 1194 no revelaban su país de nacimiento, en tanto en los restantes 2753 electores si podíamos ver la nacionalidad con que contaban y que al residir en la capital provincial, daban a la ciudad un crisol cultural que mezclaba naciones, religiones, costumbres e idiomas que pintan de cuerpo entero la Córdoba multiétnica de hace un siglo.
La cantidad de electores, discriminados por nacionalidad y mayormente europeos, se muestran a continuación tal cual se puede observar en el padrón:
ARGENTINO 1410
ITALIANO 584
ESPAÑOL 416
ÁRABE 145
FRANCÉS 45
RUSO 19
SIRIO 18
ALEMÁN 13
ARGENTINO NATURALIZADO 13
TURCO 12
SUIZO 11
BELGA 10
AUSTRÍACO 9
ORIENTAL 9
INGLÉS 8
OTOMANO 7
URUGUAYO 7
BOLIVIANO 2
BRASILEÑO 2
GRIEGO 2
ÁRABE-SIRIO 1
ARMENIO 1
CUBANO 1
DINAMARCA 1
EGIPCIO 1
ESLAVO 1
HOLANDÉS 1
JAPONÉS 1
NORTEAMÉRICA 1
PERUANO 1
YUGOESLAVO 1
Un poco más de la mitad de los empadronados (de los cuales sabemos su nacionalidad) eran argentinos y entre ellos muchos eran hijos y hasta nietos de europeos y la otra mitad es claramente dominada por italianos y españoles y en menor medida por árabes, aunque ésta última descripción podía encerrar en si misma diversas nacionalidades al igual que “Ruso” y “Turco”. Otro caso similar es el de “Oriental” que puede confundirse con países de Oriente Medio pero que muchas veces hacía referencia a los uruguayos, también denominados orientales.
En un mundo que aún estaba cerrando las heridas de la Primera Guerra Mundial y que se reorganizaba geográficamente, la nacionalidad como tal podía variar de un momento a otro. Nos ha tocado ver en varias búsquedas genealógicas que el país de origen de un emigrado hoy pertenece a otro estado como por ejemplo algunas ciudades polacas que en la actualidad forman parte de Ucrania o de Italia que antes pertenecían a Austria y así muchos ejemplos más.
Ciudades cordobesas y europeas hermanadas
El hermanamiento de ciudades se originó en Europa años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945. Fue una forma de unir y fomentar el intercambio cultural entre ciudades y pueblos y fue creciendo con los años hasta incluir localidades de todo el mundo. Algunos pueblos pueden coincidir en el origen étnico de sus poblaciones, en tener características similares, historias relacionadas, objetivos comunes en distintas áreas, etc.
Con la idea de aportar lazos de unión y promover proyectos que beneficien a ambos pueblos, se dio por primera vez entre una localidad europea y otra cordobesa en el año 1984. Así fue que la ciudad de Córdoba capital se hermanó con la española Marín (Provincia de Pontevedra) dando el puntapié inicial a muchos otros hermanamientos de ciudades.
Pero fue Italia, y sobretodo la Región del Piamonte o Piemonte quien capitalizó esta unión con ciudades argentinas de la provincia de Córdoba (y también de Santa Fe) creando así una gran cantidad de hermanamientos o “Gemellaggio” en su expresión en italiano. A continuación las ciudades hermanadas y el año en que se concretó dicha alianza.
Hermanamientos con Italia
Alicia (Córdoba – Argentina) | Caramagna Piemonte (Cuneo – Italia) | 2001 |
Arroyito (Córdoba – Argentina) | Verzuolo (Cuneo – Italia) | 2003 |
Balnearia (Córdoba – Argentina) | Boves (Cuneo – Italia) | 2011 |
Bell Ville (Córdoba – Argentina) | Bricherasio (Turín – Italia) | 1998 |
Brinkmann (Córdoba – Argentina) | Giaveno (Turín – Italia) | 1992 |
Colonia Vignaud (Córdoba – Argentina) | Virle Piemonte (Turín – Italia) | 1997 |
Córdoba (Córdoba – Argentina) | Turín (Turín – Italia) | 1986 |
Corral de Bustos Ifflinger (Córdoba – Argentina) | Bra (Cuneo – Italia) | 2007 |
Cruz Alta (Córdoba – Argentina) | Busca (Cuneo – Italia) | 2004 |
Devoto (Córdoba – Argentina) | Bagnolo Piemonte (Cuneo – Italia) | 1995 |
Etruria (Córdoba – Argentina) | Magliano Alpi (Cuneo – Italia) | 2007 |
Freyre (Córdoba – Argentina) | Barge (Cuneo – Italia) | 1997 |
General Cabrera (Córdoba – Argentina) | San Maurizio Canavese (Turín – Italia) | 2004 |
La Francia (Córdoba – Argentina) | Ferrere (Asti – Italia) | 1997 |
Laboulaye (Córdoba – Argentina) | Caraglio (Cuneo – Italia) | 1998 |
Las Varillas (Córdoba – Argentina) | Cavour (Turín – Italia) | 1998 |
Luque (Córdoba – Argentina) | Vinovo (Turín – Italia) | 2005 |
Marcos Juárez (Córdoba – Argentina) | Genola (Cuneo – Italia) | 2001 |
Monte Maíz (Córdoba – Argentina) | Piossasco (Turín – Italia) | 2006 |
Morteros (Córdoba – Argentina) | Caselle Torinese (Turín – Italia) | 2006 |
Oliva (Córdoba – Argentina) | San Pietro Val Lemina (Turín – Italia) | 2015 |
Porteña (Córdoba – Argentina) | Sommariva del Bosco (Cuneo – Italia) | 1998 |
Río Tercero (Córdoba – Argentina) | Carmañola (Turín – Italia) | 2008 |
San Antonio de Litín (Córdoba – Argentina) | Feisoglio (Cuneo – Italia) | Sin datos |
San Francisco (Córdoba – Argentina) | Pinerolo (Turín – Italia) | 1996 |
San Marcos Sud (Córdoba – Argentina) | Busca (Cuneo – Italia) | 2004 |
Silvio Pellico (Córdoba – Argentina) | Saluzzo (Cuneo – Italia) | Sin datos |
Villa Carlos Paz (Córdoba – Argentina) | Peschiera del Garda (Verona – Italia) | 2000 |
Villa del Rosario (Córdoba – Argentina) | Stambrino (Turín – Italia) | 2001 |
Villa María (Córdoba – Argentina) | Savigliano (Cuneo – Italia) | 2000 |
Hermanamientos con España
Córdoba (Córdoba – Argentina) | Menorca (Islas Baleares – España) | 2007 |
Córdoba (Córdoba – Argentina) | Junta de Andalucía * (Andalucía – España) | 1995 |
Córdoba (Córdoba – Argentina) | Marín (Pontevedra – España) | 1984 |
La Carlota (Córdoba – Argentina) | La Carlota (Córdoba – España) | 1993 |
Río Cuarto (Córdoba – Argentina) | Vinarós (Castellón – España) | 2007 |
* Andalucía es una comunidad autónoma española reconocida como nacionalidad histórica por su Estatuto de Autonomía, compuesta por las provincias de Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla. Su capital es ésta última, sede de la Junta de Andalucía.
Hermanamientos con Alemania
Villa Carlos Paz (Córdoba – Argentina) | Bamberg (Baviera – Alemania) | Antes del 2000 |
Hermanamientos con Polonia
Córdoba (Córdoba – Argentina) | Lodz (Łódź – Polonia) | 1995 |
Hermanamientos con Rusia
Córdoba (Córdoba – Argentina) | Izhevsk (Udmurtia – Rusia) | 2006 | |
Hermanamientos con Suiza
Villa General Belgrano (Córdoba – Argentina) | Sigriswil (Thun – Suiza) | 2000 |