ANCESTROS ITALIANOS / ASÍ RECONSTRUÍ MI HISTORIA

Mi bisabuelo Andrea Gasparini y sus nietos (mi mamá y mi tío) en 1965. Su padre, Giuseppe Amedeo, emigró a la Argentina en 1886, no poseo fotos de él. Autor: Luis A. Gasparini.

Mar del Plata (Buenos Aires). La curiosidad sobre mis ancestros italianos me llevó a reconstruir mi árbol genealógico hasta 1818. Hoy te cuento mi historia, que me convirtió en una investigadora del pasado.

Siempre me enorgulleció mi apellido paterno y su historia. Sabía que su origen databa del 1700, que el primer López de Osornio del cual tenemos registro, era un duque en Normandía. Sabía de mi relación con el prócer Juan Manuel de Rosas en mi árbol. De mi lado paterno conocía mucho, ¿pero de mi lado materno? ¿de dónde eran los Gasparini? Y las pocas personas a las que les podía preguntar, no tenían certezas ni datos concretos. Sólo sabía que uno de ellos, mi tatarabuelo era italiano.

La curiosidad sobre mis antepasados y ancestros, empezó al gestionar la ciudadanía italiana. Para muchos es sólo un trámite, juntan los papeles, cumplen los requisitos y luego de una larga espera por conseguir el turno, obtenés tu ciudadanía por iure sanguinis. Mi comienzo fue así, pero lo que no sabía, era como me apasionaría la búsqueda de mis ancestros. De repente me convertí en una investigadora de mi historia familiar.

Quería saber todo de ellos, pero ¿quién podía darme esa información? Mi mamá sólo tenía algunos recuerdos. Podía preguntarle a mi tío, que en 2001, quiso ser uno de los argentinos que emigraría a Europa. Pero con la poca información que él había conseguido, el costo del trámite y los tiempos postales (en esa época), desistió de la búsqueda. Mis tíos abuelos son personas mayores y pudieron aportarme algún que otro dato. Pero nada preciso como necesitaba.

Descubriendo a mis ancestros

En mi familia, todos estaban interesados, pero nadie tenía la predisposición y/o el tiempo, para iniciar esa búsqueda que me llenaría de emoción y de cuestionamientos personales. Creo que en ésta historia, los lazos sanguíneos con el pasado no sólo me unieron a ellos sin conocerlos, sino que me sanaron en cierta manera. La reflexión es personal, pero creo que el conocer de dónde venimos y cuáles son los caminos que nuestros ancestros han hecho para que hoy existamos, es sumamente liberador.

Buscando en internet pude reconstruir mi árbol genealógico materno hasta 1818, sin ayuda de nadie. Y eso fue un gran mérito personal. Claro está, que podés pagarle a un gestor o a alguien para que agilice tus papeles. Pero ese no era mi caso.

El árbol genealógico

Tenía el nombre y apellido de mi tatarabuelo, el italiano nacido allá. Dato más que importante para quienes inician el trámite. Suponía había nacido en Génova. Sabía quién era su esposa y que tenía tres posibles pueblos de origen, Zoagli, Chiavari o Rapallo. Mi meta, como te había dicho, era hacerlo sola. No sólo como un mérito individual, sino porque el trámite puede ser “algo costoso” dependiendo de las actas, traducciones, cartas con avisos de retornos internacionales, entre otros gastos.

El portal CEMLA, brinda los datos de los inmigrantes que llegaron al país. Pero con lo poco que yo sabía, se me hacía algo difícil encontrar a mis ancestros. Nada me certificaba que la persona que encontré allí, sería él. Al fin el buscador indicó el arribo de un Gasparini Amedeo en noviembre de 1886. Proveniente del Puerto de Génova, decía su edad y que era jornalero.

Bancos de datos digitales

Hoy internet, los bancos de datos digitales, Family Search, el portal Antenati, entre otros, nos facilitan muchísimo la búsqueda. Estos sitios contienen una gran cantidad de información sobre inmigrantes, personas y censos. Gracias a ellos, pude obtener casi todas las actas que necesitaba.
Sólo hay que saber buscar. Tantos archivos, pueden marearte, pero la organización y dedicación son la clave. Empezar a recolectar datos de a poco, anotarlos y hacer tu red.

Buscando no sólo a tu AVO, como se dice, sino a posibles parientes cercanos. Así fue que hurgando en censos de Argentina, di con parientes de la esposa de mi AVO. Fui uniendo lazos con las actas recolectadas y armando mi propia historia. Me sentía intrigada y motivada, pero debo decir que mi trabajo fue de hormiga. Así pude obtener nombres y fechas de los parientes cercanos. Pero de ellos dos, no tenía nada.

Cambio de ángulo y un gran hallazgo

Muchas veces buscás con los datos que te han contado en tu casa. Y a veces la información no es certera. No porque mientan, sino porque lo que se dice en la familia no es lo que figura en los papeles. Se me ocurrió dejar de buscar el nacimiento de mi AVO en esa zona. Y empezar a buscar un casamiento en uno de los pueblos que me habían dicho. Mi trabajo de investigadora había hecho que supiese quienes eran sus cuñadas y familiares. Y empecé, otra vez, a buscar en el libro de matrimonios.

Las hojas digitales pasaban, internet se colgaba y yo sabía que estaba cerca de algo. Cuando finalmente encontré actas de matrimonio de las cuñadas de mi AVO. Sabía que eran ellas porque compartían los mismos padres y lugar de nacimiento de mi tatarabuela, Zoagli. Insistí en la búsqueda y finalmente encontré lo que buscaba. Un acta de matrimonio que me aportaría casi la totalidad de datos que necesitaba conocer. Cuando la hallé, me emocioné, lloré y no podía creer que la había encontrado por mis propios medios.

La historia de mis ancestros italianos

Mi avo no había nacido en Génova ni en ninguno de esos pueblos. Su esposa sí. El lugar de nacimiento de Amedeo era en Riomaggiore, Provincia de La Spezia. Sitio cercano a mi búsqueda inicial. Su nombre no era solo Amedeo, se llamaba Giuseppe de primer nombre. Trabajaba como marinero. Había partido casado a la Argentina en 1886, con Caterina Boitano. Llegaron con cuatro años de matrimonio a nuestro país. Su primer hijo nació aquí en 1890 y mi bisabuelo fue su último hijo, nacido en el año 1900.

En total fueron cinco descendientes Gasparini de mi línea. Sé que murió siendo viudo, en Capital Federal a los 49 años. Sus hijos quedaron huérfanos y mi tatara- tatara- abuelo, se los llevó de nuevo a Italia en el año 1909. Allí quedaron a cargo de una abuela materna, que falleció al tiempo. Nuevamente fueron entregados a una tía del mismo lado.

Mi tío abuelo, pudo aportarme datos que recordaba en la actualidad. Dijo que su padre, Andrea hijo de Amedeo, había ido a una escuela pupilo en Italia. Pude más tarde verificar esa información. Porque mi tío, encontró tras mi insistencia, un portafolio con los títulos de egreso de esa escuela.

Mi bisabuelo Andrea, ya con 18 años, huérfano desde los 9 años, se había convertido en soldado italiano. Su foja indica que brindo 3 años de servicio. Que trabajó como fabricante de pastas y a sus 23 años, partió para Chile. Allí se casó con Ester, tuvieron tres hijos, dos en Chile y uno en Argentina. De regreso a nuestro país, se instalaron en Córdoba. Mi abuelo era el primero de sus hijos.

Una historia por varios países y lugares

Como verán la historia nos lleva a distintos países y regiones. Conseguir cada acta, fue y sigue siendo tarea difícil. Se preguntarán si obtuve la ciudadanía. No, aún sigo en ese proceso. Ya que el paso de mis bisabuelos en Chile, complica mi búsqueda de actas y certificaciones. Pero estoy segura que cuando mi trámite esté finalizado Giuseppe Amedeo y yo, María Belén, habremos cerrado una historia que debía ser hallada, vivida, sanada y escrita.

El valor de conocer tu historia a través de tus ancestros

No sabía de la importancia de conocer mi pasado hasta que quise obtener un pasaporte europeo. Quiero emigrar, al igual que mi ancestro italiano lo hizo tanto tiempo atrás. Creo que ambos lo hicimos porque creíamos en un futuro mejor. Él acá y yo, allá.

Esta historia está validada no por relatos, sino por actas y documentos que me contaron que había sido de ellos. Así pude ir reconstruyendo mi historia. Que nadie supo contarme, que se hallaba en el cielo ancestral, esperando ser descubierta.

  • Fuente: Italiani.it (Mar del Plata – Buenos Aires)
  • Autor: Belén López Osornio
  • Fecha: 13/10/2020
  • Nota A23

* La reproducción de esta nota es textual tal cual la publicó la autora y la damos a conocer porque nos gustó y justamente es uno de nuestros objetivos en BuscAncestros, el de incitar a todas las personas a que investiguen y conozcan su propia historia familiar tal cual lo refleja este informe (¡Que además tiene de yapa el tener integrantes de la familia en nuestra Córdoba!). No hace falta ser descendiente de algún personaje histórico o famoso para llevar a cabo esta hermosa tarea de armar nuestro árbol genealógico.

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