CÓRDOBA / EL COSTO DE MORIR ES MÁS DEL DOBLE DEL SUELDO MÍNIMO

Aviso de Deuda en el Cementerio San Jerónimo (Imagen de La Voz del Interior – Pedro Castillo)

Hay todo un negocio organizado en torno de la muerte de una persona, desde el velorio hasta el entierro o la cremación. El ataúd más económico vale unos 12 mil pesos, pero si suma el sepelio puede llegar a costar más de 30 mil pesos.

Los muertos deben 720.449.875 pesos. Esa es la deuda total que tienen 24 cofradías, 1.371 panteones privados y más de 54 mil nichos que integran el cementerio San Jerónimo, el más tradicional y céntrico de la ciudad de Córdoba, ubicado a 200 metros de la avenida Colón.

A esto hay que agregarle el pasivo que se registra en el cementerio San Vicente, donde se calcula que los deudos de más de mitad de las personas que permanecen allí enterradas no tributan.

A pesar de que los costos de mantenimiento son relativamente bajos en comparación con otros tributos –la cuota anual del arrendamiento de un nicho en el San Jerónimo está en 1.190 pesos, de acuerdo con la ordenanza tarifaria anual y es más bajo en San Vicente– la deuda impositiva en concepto de cementerio que mantienen los familiares, es prácticamente incobrable y requiere de un muchísimos pasos para su ejecución judicial, una tarea que demora años.

“No hay nada seguro en este mundo, excepto la muerte y los impuestos”, sostenía uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, Benjamín Franklin. Jamás pensó en las deudas tributarias que podían surgir luego de un deceso.

“El sistema de cementerios municipales puede soportar una mora muy alta”, explica con cierta resignación Matías Ortiz, director de Cementerios de la Municipalidad de Córdoba. La razón principal es sencilla: hay una capacidad de recepción enorme.

Si bien prácticamente no quedan nichos disponibles ni en el San Jerónimo o en el San Vicente, este último, ubicado en el extremo este de la Capital, todavía tiene disponibles casi 24 hectáreas para inhumación en tierra. En esa zona fue donde se excavaron las fosas de emergencia para el caso de que se acelera la tasa de mortalidad por Covid-19, en una imagen que recorrió el país hace ya dos meses.

Panteones y cofradías

En el cementerio San Jerónimo se estima que descansan cerca de 70 mil cadáveres. La mayoría se encuentra en nichos y cofradías particulares. Los panteones, más espaciosos y de mayor costo, pueden alojar, en promedio, hasta cuatro personas. Muchos acusan deudas de años.

Es prácticamente imposible conocer la cantidad precisa de los esqueletos que yacen dentro de esas pequeñas reliquias de la arquitectura cordobesa, como el sepulcro del exgobernador Mariano Fragueiro, catalogado Monumento Histórico Nacional.

Mientras que las cofradías (los edificios mortuorios particulares que una organización puede tener dentro de un cementerio) deben dar cuenta de los cadáveres que van ingresando en los nichos; en los panteones la situación es más compleja de registrar. El sistema que tiene la Municipalidad data de la década del ’80.

Una particularidad de los panteones es que son privados y están fuera del dominio municipal. Es una pequeña propiedad dentro de un lugar público. ¿Cuánto vale un panteón? El monto es impreciso.

“Hay personas que ofrecen el valor de un departamento a cambio de uno”, comenta Fernando Rizzo, director del cementerio.

Si una vivienda se cotiza por su ubicación, comodidad, amplitud y acceso a los servicios, ¿cuáles son los factores que inciden en esta tasación? Un panteón es muy difícil de tasar. Este medio intentó buscar alguna referencia en las cámaras inmobiliarias, pero sin éxito.

Antes del cementerio

La expresión “no tengo dónde caerme muerto” puede tener un origen mucho más oneroso de lo que se supone. Para morirse en Córdoba hace falta por lo menos tener dos salarios mínimos, vitales y móviles. Cada uno actualmente está en 16.875 pesos.

Un servicio funerario básico (cajón de gama baja, sala velatoria y traslado de deudos) parte de los 30 mil pesos en algunos barrios de la Capital.

Uno con mayores prestaciones en una casa de sepelios tradicional de Capital puede partir de los 60 mil pesos. Incluye un cajón sencillo de madera nacional, el velorio y dos coches fúnebres de compañía que completan el servicio. También puede superar los 200 mil pesos en algunos casos. Se le da mucha importancia al rito de despedida. Quizá más que a la memoria.

Desde 1973 la Municipalidad de Córdoba tiene su propia funeraria que brinda un servicio social y gratuito para las personas de bajos recursos. Los 27 empleados atienden entre 1.100 y 1.200 servicios por año. Por la crisis sanitaria, ahora sólo están operativos 15 trabajadores. Eso, pese a que “desde que comenzó la pandemia la demanda aumentó”, reconoce Rizzo, subdirector del Cementerio San Jerónimo.

Maderas y modelos

Los ataúdes son uno de los principales insumos para los velatorios. Fiori, la empresa cordobesa de Oliva que se dedica a su fabricación ofrece 45 modelos.

Los hay más sencillos, con tapa plana y lustre mate, hasta un modelo egipcio que imita la figura de un sarcófago. Hay más variedad de ataúdes que de automóviles cero kilómetros fabricados en el país.

Para el gerente comercial de la firma, Daniel Cesaretti, “lo más barato que tiene un servicio fúnebre es el ataúd”.

“La gente ahora tiene un prejuicio y con la cremación gasta menos. Pero el ataúd que va a tierra tampoco se lo ve más. Hay un cambio de época nomás”, remarca.

Los ataúdes más económicos parten de los 12 mil pesos y son de madera nacional. Se usa madera “de álamo”. En el rubro queda mal decir madera de pino. Pero es de pino.

Los más caros, como puede ser un cofre presidencial, superan los 100 mil pesos. Son de madera importada, roble o cedro. “Como la que se usa en los muebles de casa”, agrega Cesaretti.

El costo de un ataúd varía, dependiendo de si va a panteón, nicho o si es para ser enterrado en tierra. En los primeros dos casos, el cajón tiene una chapa metálica hermética con una cápsula que lleva formol. El cerramiento sirve para evitar que se filtren malos olores durante el proceso de descomposición.

Esta tecnología hace que el costo de los cajones sea un 40 por ciento más caro que aquellos que se depositan en tierra, que se degradan. Vale aclarar que estos costos son sin tener en cuenta el efecto de la pandemia.

El Centro de Operaciones de Emergencia (COE) limitó la cantidad de asistentes y el tiempo a las ceremonias fúnebres.

La industria trabajó en estos meses con personal mínimo y con estrictos protocolos de seguridad. Los cadáveres pueden ser un agente de transmisión del Covid-19.

Impacto en el sector

“El deterioro en el poder adquisitivo en un sector como este tiene un doble impacto. Primero afecta el nivel de demanda: se resigna la calidad y se promueve la búsqueda de alternativas. Esas salidas de menor costo en un sector no regulado abren el juego para que aparezcan servicios que están en la ilegalidad, no tributan y no cumplen las medidas sanitarias”, dice Gaspar Gracia Da Ponte, licenciado en marketing e integrante de un equipo de investigación de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) que está realizando un estudio sobre la industria funeraria por encargo de la Asociación de Empresas Fúnebres y Afines.

A las cifras del velorio y del ataúd hay que agregarles el costo de la apertura de una fosa o la cremación, los arreglos florales. Desde hace un tiempo a esta parte los ritos mortuorios se fueron modificando.

Además de los elementos propiamente culturales, el factor económico de alguna manera actuó también como un elemento disuasorio a la hora de trabajar sobre la inhumación.

“En el caso de las parcelas, el precio también depende de cada parque y de los distintos sectores que tiene cada uno, porque no vale lo mismo en el sector periférico que en el lugar central del parque. En Córdoba las parcelas, que tienen tres niveles, parten de un valor aproximado de 20 mil pesos, más los gastos de inhumación. Y lo que el parque cede es solamente un derecho real de sepultura sobre la parcela. Por lo que la familia de cada persona muerta debe abonar un canon mensual, trimestral o anual por el uso de ese derecho real”, señala Juan Dellavedova, presidente de la Asociación de Empresas Fúnebres y Afines.

Cremación

Entre una cremación en un servicio público y en uno privado hay una diferencia de costo.

Utilizar el crematorio municipal tiene un costo de 11.280 pesos, mientras que uno privado puede oscilar entre los 13 mil y 15 mil pesos. Si es en el interior provincial, hay que sumarle el costo del traslado.

De acuerdo con un relevamiento que hizo la Provincia en Córdoba durante la pandemia, hay nueve crematorios habilitados: seis en la Capital y el Gran Córdoba, uno en el cementerio San Vicente y solamente otros tres en ciudades del interior: Río Cuarto, Berrotarán y Monte Buey. Tienen la capacidad de tratar 94 cuerpos por día.

En la Capital, la Municipalidad tiene tres hornos en el cementerio San Vicente con capacidad para tratar a seis cuerpos diarios. La cremación es una opción cada vez más elegida por los fallecidos y los deudos que prefirieron evitarse el canon mensual o anual de una inhumación en tierra o en nicho.

En Córdoba, de acuerdo con datos del Registro Civil el año pasado se registraron 29.708 fallecimientos.

La cifra tiene un crecimiento estable a lo largo de los años. La industria si bien mantiene un ritmo constante siente el impacto de los avatares económicos y los cambios de época.

Un sector con altísimo porcentaje de informalidad

En la Argentina de acuerdo con un estudio preliminar que realiza la Universidad Católica de Córdoba por encargo de la Asociación de Empresas Fúnebres y Afines, hay 871 empresas que tienen un código de actividad en Afip vinculado con la industria funeraria.

El 70 por ciento de las firmas se concentra en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza y Córdoba.

Generan aproximadamente 5.300 puestos de trabajo, a razón de seis empleados por empresa.

La proporción guarda relación con el resto de la actividad económica. Y el nueve por ciento de estas empresas está radicado en Córdoba.

La muerte implica un sinnúmero de gastos. Pero pagar un servicio privado no siempre es una alternativa.

Para Gracia Da Ponte la informalidad en este sector es altísima. Y si bien traza un porcentaje sobre la economía en negro, se anima a hacer una estimación de cómo afecta a la industria. “Una primera estimación es que este sector podría tener hundido otro 40 o 50 por ciento de la actividad económica real que no está formalizada”, señala.

Pero ese no es el mayor problema. “Cuando se pone la lupa podríamos asumir que eso representa el 60 por ciento de las unidades económicas totales. La falta de ese dato se debe a la ausencia de un marco regulatorio, porque no hay una entidad que se encargue del control de una cuestión sanitaria esencial”, agrega.

Tampoco hay una estadística sobre la cantidad de personas que eligen la inhumación o la cremación, aunque desde todos los sectores asumen que cada vez más gente opta por este último tipo de despedida.

En cifras: Cementerios y funerarias

Números y precios relativos a la muerte en Córdoba.

$ 1.190. Es lo que sale la cuota anual del arrendamiento de un nicho en el cementerio San Jerónimo.

$ 720. 449.875. La deuda total que tienen los cordobeses con el cementerio San Jerónimo.

70.000 es la cantidad de personas enterradas en el cementerio San Jerónimo.

$ 30.000 puede costar un servicio funerario básico en algunos barrios de la ciudad de Córdoba (incluye: cajón de gama baja, sala velatoria y traslado de deudos).

$ 200.000 o más puede costar un servicio fúnebre de alto nivel.

$ 12.000 es el valor del ataúd más económico del mercado.

45 modelos de ataúdes ofrece, por ejemplo, la fábrica Fiori, de Oliva.

$ 11.280 cuesta utilizar el crematorio municipal. En un privado, oscila entre $ 13.000 y $ 15.000

$ 20.000. Es el precio más bajo de una parcela en un cementerio parque.


  • Fuente: La Voz del Interior (Córdoba)
  • Autor: Juan Pablo Carranza
  • Fecha: 17/08/2020
  • Nota C12

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