CUANDO LAS RAÍCES TIRAN / FEDERICO JELIC, PERIODISTA ARGENTINO-CROATA: “A ÉSTA FINAL LA VIVO COMO PROPIA”

Es cordobés y cubre el Mundial de Fútbol Rusia 2018 donde hace historia la selección de la tierra que emocionaba a su abuelo inmigrante. El dilema cuando jugó Argentina frente a Croacia y su historia familiar.

Federico Jelic es un conocido periodista de los diarios La Mañana y Alfil y de Radio Mitre, todos de la ciudad de Córdoba, tiene un programa semanal de debate en TV que se llama Cinco Noches, y ya cubrió a sus 37 años, los Mundiales de Brasil y Rusia, y varias Copas América y tantos otros acontecimientos deportivos con una mirada independiente. Responde siempre a su apodo de El Croata, y sostiene que su amor por el fútbol fue “a primera vista” en el Mundial de Italia 1990. Así se autodefine en su dirección de Twitter.

-¿Cómo se inicia la historia de tu familia en Argentina?

-En 1927, Mile Jelic, o Milan Jelic, llegó a la Argentina. Acá lo bautizaron como Emilio. Él viene de la región de Lika, de la ciudad de Siroka, pero lo importante es Lika, la región. Él nació en 1902, cuando Croacia formaba parte del imperio austrohúngaro y luego formó parte de la Yugoslavia del Mariscal Tito. Él llegó a la Argentina huyendo del hambre. Estuvo 26 días en barco hasta llegar a Brasil y luego, a la Argentina. Primero fue a Paraná y luego, ya se instaló en Córdoba.

-¿Y por qué a la Argentina?

-Era Sudamérica. Era subirse a un barco, y hasta donde los lleve. Así de cruel fue aquello en esos tiempos. Ellos escucharon que Argentina era un país próspero como Brasil, pero cuando llegaron con el barco a Brasil dijeron “no, mejor seguimos hasta Argentina”, porque escucharon que tenía más posibilidades de crecimiento por trabajo. Por supuesto que cuando llegaron eran peones rurales. No podían pedir mucho más. Él vino solo, tenía seis hermanas y nunca más las pudo ver. Se quedaron en Croacia. Después de la Segunda Guerra Mundial se quedó una tía y después de la Guerra de los Balcanes, lamentablemente perdió todo contacto. Para ellos era muy difícil hablar de este tema. Cuando yo les preguntaba si algún día quisieran volver a Croacia respondía que no. Croacia era el corazón, pero no más allá de eso.

-Esa es una generación de originarios de Europa del Este que extrañamente nunca quiso regresar a sus tierras aunque se sintieron siempre parte de ellas…

-Sí, en el caso de mi abuelo, fue así. Ni se planteó volver. Encontró una clase de refugio en una especie de hogar croata en Córdoba. Él era del barrio de Jofre, que era bastante lejos como para ir todos los días pero tampoco son de juntarse mucho. Los une el recuerdo, la identidad pero no son como los argentinos que se juntan a comer asado en cualquier momento. Hay una frialdad tal vez producto de la guerra o de cuestiones culturales. Ese club de la zona amalgamaba a los croatas pero la excusa era el fútbol. Esto empezó cuando yo era chico y Croacia era parte de Yugoslavia, todavía. Croacia, recuerdo, era la provincia más díscola de Yugoslavia, porque es católica, mientras que serbia, Montenegro y las demás, son ortodoxas y únicamente Bosnia es musulmana y tiene un poco más de radicales con este tema. Croacia reunía cierto rechazo más que nada por su inclinación católica. Y era imposible de manejar eso únicamente con el fierro del mariscal Tito: cuatro religiones, tres fronteras, dos idiomas (uno de ellos, cirílico) y se terminó de romper todo y se armó aquella dictadura infausta con Milosevic. Pero mi abuelo siempre habló de Croacia como una especie de región de un país que quería independizarse y falleció en 1998 y pudo vivir la independencia de su país.

-¿Y cómo vivió él todo aquello de la Guerra de los Balcanes? No sólo qué sentía sino cuánto interés ponía en eso, si lo seguía en el día a día…

-Lo vivió con dolor. Lo seguía por lo que le informaba la TV o la radio pero no tenía un amigo que le avisara. Él tenía, por ejemplo, el registro de cuando un jugador de Yugoslavia marcaba un gol y era de origen croata. Por ejemplo, con Prosinecki, que jugó el Mundial de 1990 para Yugoslavia y el de 1998 para Croacia, cuando hizo un gol importante para Yugoslavia, él me decía “sí, pero es croata”. Por ejemplo, la Eurocopa de 1996 la vivimos con emoción, cuando Croacia le ganó a Turquía y Dinamarca y luego perdió con Portugal y quedó eliminada con Alemania. Ni hablar del Mundial 1998, en el que él ya estaba alicaído y falleció ese año, con 96, pero le contamos la historia. Yo recuerdo que me compré la camiseta azul con el cuadriculado rojo y blanco, que fue algo maravilloso que vivimos.

-¿Le llegó algo de aquel partido que jugaron Francia y Croacia por la semifinal del Mundial 1998, cuando se rumoreaba que los franceses le iban a dar la espalda a los croatas en el momento del himno por aquello del régimen ustacha durante la Segunda Guerra Mundial?

-Sí, hay muchos que los vinculan pero él no se identifica porque él no vivió el nazismo en Europa. Hay tres días muy fuertes para los croatas: después de la Primera Guerra Mundial, cuando Croacia no queda bien parada políticamente después del nazismo, y después en 1977 cuando lo del mariscal Tito no se pudo manejar más. Hay más croatas viviendo fuera de Croacia que dentro. Hay cuatro millones en territorio croata pero los países que más croatas tienen son Australia, Canadá y Argentina. En Australia, en la segunda categoría, hay un equipo de fútbol llamado Deportivo Croacia, que es como nuestro Deportivo Español o Sportivo Italiano o Deportivo Armenio. Ese equipo es parte de la diáspora que ellos vivieron con dolor.

-De hecho, hay un importante jugador de la selección australiana en este Mundial que es de origen…

-Jedinak, de origen croata. De hecho, hizo los dos goles de penal en el torneo y los tres goles contra Honduras en el Repechaje. Pero aparece cada tanto un jugador con esas características. Esas cosas en general mi papá o yo se las informábamos a mi abuelo, por una cuestión de recursos tecnológicos, pero nosotros siempre tuvimos identificación con Croacia. Empezamos a buscar para poder sacar el pasaporte y encontré el de mi abuelo luego de un año de muchas averiguaciones a través de la embajada de Croacia, y pude tramitar la ciudadanía y hoy tengo mi pasaporte aunque no es fácil de usar, especialmente en los Estados Unidos. Por ejemplo en la Copa América Centenario, usé el argentino porque al estar Croacia cerca de Bosnia, piden unos papeles más aunque Croacia pertenece a la Comunidad Económica Europea. Por eso le ponen algunos reparos en los trámites migratorios. El pasaporte es un orgullo para mi familia y para mí por completar el árbol genealógico.

-Parece que entonces el fútbol ocupó un lugar importante en cuanto a la identificación con los orígenes.

-Sí, aunque no sólo el fútbol, porque también nos pasó con el básquetbol, en el que Croacia se destaca mucho. Con la selección yugoslava nos pasaba lo mismo. Él señalaba a los cracks como Drazen Petrovic o Toni Kukoc y decía “son croatas”. Le decían “ganó Yugoslavia”, “Sí, pero el base es croata”, decía mi abuelo en su primigenio español, porque el croata no sabe hablar con artículos. “Ganamos a rusos”, dijo, por ejemplo, cuando Yugoslavia ganó aquella final del Mundial de 1990 en el Luna Park. Ahí empezó un vínculo con Croacia desde lo deportivo, que después revivimos con la Eurocopa 1996 y el Mundial 1998 en fútbol.

-En el Mundial 1998, en la fase de grupos, Argentina le ganó 1-0 a Croacia con gol de Mauricio Pineda. ¿Cómo fue tu reacción en ese partido?

-Yo quería que ganara Argentina pero por suerte para mí, en ese partido ya estaban clasificadas para los octavos y no fue tan problemático. Sí recuerdo que cuando Argentina fue eliminada por Holanda, y Croacia jugó ante Francia por la semifinal, hinché mucho por Croacia y recuerdo aquel gol de Davor Suker que lo colocó como máximo goleador de ese Mundial. Ese gol lo grité con emoción porque ya quedó un croata en los registros mundialistas.

-O sea que para vos, esta final del domingo no te es neutra para nada.

-¡Para nada! Yo a esta final la vivo como propia. La eliminación de Argentina me dejó también un poco vacío aunque en el 3-0 tenía el corazón partido y la eliminación argentina la sufrí.

-Cuando juegan entre sí Argentina y Croacia, ¿cuánto te inclinás por Argentina?

-80-20. Te duele menos. Por supuesto que si es una instancia clasificatoria, voy con Argentina pero es muy extraño lo que pasa cuando uno tiene el corazón partido de esa manera porque Argentina siempre fue mi prioridad porque no voy a negar mi amor por mi nación y mis colores pero yo veo esa camiseta cuadriculada por la calle y me genera algo muy fuerte. Desde mi abuelo, el Mundial 1990, el Mundial 1998, desde el básquetbol…Croacia ha tenido campeones en el waterpolo. Tesla nació en Croacia. Por más que el aeropuerto de Belgrado se llame Tesla, es croata. El orgullo nuestro es que Marco Polo y Tesla son croatas. Entonces desde esa identificación que tenemos los croatas que somos bastante pasionales, nos lleva a momentos como en 2002 cuando Croacia le gana a Italia pero pierde con Ecuador, después en la Eurocopa le gana a Alemania pero pierde con Turquía, entonces en esta Copa del Mundo yo pensaba que así como Croacia le gana 3-0 a Argentina luego puede perder con Dinamarca y lo fue fundamentando ahora, y entonces cuando le ganó a Inglaterra fue una emoción muy grande por mi abuelito, y estamos a un partido de estar en la historia.

-Ya está en la historia

-Sí, ya está, pero está a un partido de ser leyenda. Yo creo que uno puede ser leyenda, y Croacia nos ha devuelto la alegría de poder estar. Hay una gran identificación, yo sé palabras como “zivila hrvatska” (salud, Croacia), o “ajmo Croatia” (vamos, Croacia) o “hvala” (gracias), o “crno pivo” (cerveza negra). Cuando vinieron los jugadores croatas de básquetbol a Córdoba a un gran “Súper Cuatro” con Argentina, Francia y Serbia, me reuní con ellos en un bar de La Catedral y aunque no me podía comunicar con palabras era tremenda la identificación, Mi padre, de 78 años, parecía un niño.

-¿Y qué tenés pensado hacer si Croacia sale campeón el domingo?

-Ufff…no sé. Primero, dar gracias, porque a esta selección no se le puede hacer ningún reproche más. Modric está en lo más alto.

-También es prácticamente seguro que en esta final se juegan el Balón de Oro Modric y Griezmann…¿Empaña en algo la imagen de Modric por lo que está pasando con la supuesta evasión de impuestos y la posibilidad de ir a la cárcel?

-No, para mí no, pero no me meto en eso.

-¿Modric es para vos el mejor jugador de la historia de Croacia?

-Yo creo que a nivel táctico o estratégico, creo que no hay como Zbonimir Boban, pero la frialdad que tenía para definir Suker, sin ser espectacular, lo he visto poco. Además, es hoy el presidente de la Federación. Después, Iván Perisic es hijo de brasileños y tiene algo de eso. Pero Boban es mi debilidad.

-¿Pudiste hablar con jugadores de Croacia en este Mundial?

-Sí, pero no a solas, sino en la zona mixta en medio de la maraña de periodistas, con Modric, con Rakitic….pero sí me llegaron infinidad de mensajes, del médico de la selección de básquetbol, que conoció mis orígenes. Ellos no entienden cómo alguien puede ser tan hincha de la selección de su país a 13.000 kilómetros de distancia porque no son tan abiertos como nosotros. Tienen una mirada extraña. Son un pueblo sufrido por las guerras. Yo los entiendo. Yo quisiera que estuviéramos tomando todos cerveza, abrazados, pero ellos, aunque en el cuadrangular de Córdoba los invitamos a reuniones, preferían ir a comer afuera. Prefieren no invadir tu privacidad.

-¿Cómo quedó la relación entre serbios y croatas después del conflicto de los Balcanes?

-Yo creo que mejoró pero hay una distancia. Me ha pasado en viajes que hay un saludo pero es más político pero creo que la gente no es así, es más de los que toman decisiones pero la gente, no tanto. Cuando en este Mundial Croacia eliminó a Rusia, me encontré con un señor serbio y yo estaba festejando en voz alta y me felicitó. La gente no está metida en eso, aunque seguramente hay alguna bajada de línea y la gente lo toma como algo radical. Hay que tratar de no mezclar. Croacia dejó afuera a Serbia para clasificar al Mundial 2014 y si hablamos de rivalidad deportiva, Croacia le ganó a Serbia en fútbol pero en básquetbol Serbia le gana casi con la camiseta y eso lo sufrimos. De todos modos, cuando era chico yo era hincha de Yugoslavia. Yo no tengo ningún tipo de resentimiento ni con Serbia, Montenegro, Kosovo o Macedonia. Al contrario, es parte de la familia. Eso viene más por el lado de los que lo han sufrido en carne propia.

-¿Qué chances le ves a Croacia en la final? Porque todo indica que desde lo físico está complicado, porque Francia está más descansada…

-Si es por jerarquía individual, Francia es superior. Y desde lo táctico, Francia tiene más amalgamado su libreto. Pero hay una parte del fútbol que es la fuerza mental y Croacia lo demostró porque iba de punto y no de banca ante Inglaterra. Si se da este parámetro, tenemos chance, pero midiendo fuerzas, estamos un escalón abajo. Pero si ganamos, una “srno piva” (cerveza negra) me voy a tomar, aunque esté trabajando.

  • Fuente: Infobae (Buenos Aires)
  • Autor: Sergio Levinsky
  • Fecha: 15/07/2018
  • Nota C5

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